"Pilanesberg"

Nuestro penúltimo día en Sudáfrica ha sido de esos que no se olvidan fácilmente. Lo hemos dedicado por completo a visitar el Parque Nacional de Pilanesberg, una reserva de animales que se sitúa entre las más interesantes de esta parte del continente africano. Nos levantamos algo más tarde de lo habitual y ponemos rumbo hacia la ciudad de Rustemburg que se encuentra a 50 kilómetros al sur del parque.

Pilanesberg ocupa una superficie de 50.000 hectáreas y se trata de un lugar único porque está rodeado de cuatro grupos de colinas de origen volcánico que lo mantienen al margen del desarrollo poblacional de la zona. El recorrido por sus caminos se hace sencillo y a la primera de cambio ya nos topamos con una pareja de hipopótamos y su cría, saliendo del agua de la laguna artificial creada para que vivan en ella, junto a cocodrilos y diferentes aves acuáticas.

El parque sirve de hogar a más de 50 especies de mamíferos, entre ellas lo que en África se denomina los Cinco Grandes: leones, leopardos, rinocerontes, elefantes y búfalos. No faltan hienas, jirafas, monos babuinos, cebras y una amplia variedad de antílopes como kudus, impalas o springboks, además de chacales, jabalíes verrugosos o ñus. Un paraiso para los amantes de los animales salvajes, que pueden contemplar también hasta 354 especies de pájaros. Pero la cosa no queda ahí: hay 65 especies de reptiles, 18 de anfibios, 132 de árboles y arbustos y 68 clases diferentes de hierbas.

La jirafa llama la atención por su tamaño y su aspecto tranquilo. Foto: Gersam González

En su conjunto forman un ecosistema único. A medida que nos trasladábamos en los camiones por los caminos del parque, nuestro asombro iba en aumento, sobre todo para quienes por primera vez podían contemplar animales de este porte. No terminábamos de ver una manada de ñus y cebras cuando un grupo de elefantes se movía pesadamente entre los arbustos. Muy cerca ramoneaba una decena de impalas. De nuevo los hipopótamos, pero antes varias jirafas y dos rinocerontes blancos pastando muy cerca de nosotros. Su aspecto impresiona por su tamaño y porque aunque se trata de un animal tranquilo sus arranques pueden resultar peligrosos ya que al no ver bien de lejos se fían de su olfato y un cambio repentino del viento puede hacer que nuestra presencia altere su comportamiento.

Lo más interesante de este parque es que representa una transición entre la zona seca del desierto del Kalahari y la vegetación de un área más húmeda conocida como Lowveld o Bushveld. Esto significa que en un mismo lugar conviven especies procedentes de hábitats desérticos como el springbok o la hiena, y de lugares con mayor índice de humedad como el impala.

Un grupo de elefantes se pasea ante nosotros sin que les llamemos la atención. Foto: Juan Carlos Casado

Después de visitar este hermoso parque, con un paisaje típicamente africano, nos quedamos pensando que hemos tenido un día agradable en el que los animales son los amos del territorio y nosotros sólo somos sus invitados, de manera que hay que seguir siendo respetuosos con la naturaleza.

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