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Diario de la Expedición
Imágenes
Crónica:

4 de agosto de 2008

La Plaza Roja.

Los rusos utilizan la palabra rojo para definir algo bonito, bello. Así que a esta inmensa plaza no se le llama roja por el color de las murallas que rodean el Kremlin. Ni por que se encuentre aquí el mausoleo de Lenin, con momia incluida. Ni porque en tiempos del régimen comunista lo más selecto del Ejército Rojo despertase el orgullo de los camaradas dirigentes desfilando justo aquí. Simplemente se le llama roja porque es bonita. Es bella. Primero, en su inmensidad: el espacio que abarca es enorme. Y segundo en su colorido que destaca sobre el habitual gris del cielo. Todos los colores se concentran en las cúpulas de la catedral de San Basilio que parecen enormes bolas de helado que hasta nos despiertan el apetito a quienes, sin aún desayunar, hemos llegado directamente de la estación Yaroslavsky, punto final del Transiberiano. En el trayecto hasta aquí ya hemos podido llevarnos una primera impresión de la capital rusa. Moscú es descomunal. Evidentemente el suelo no es un problema en esta ciudad que se expande a través de anchísimas avenidas y calles que parece imposible llenar de gente y siempre parecen medio desiertas. Hemos visto parques que parecen pequeños bosques y hay enormes puentes que cruzan el río Moskva. Se nos antoja que gestionar la comunidad de un solo edificio de viviendas se podría comparar a una alcaldía a juzgar por la cantidad de personas que pueden residir en ellos.
Moscú es grande. Lo podemos comprobar también en el parque del centro de exposiciones de toda Rusia. 2 kilómetros de largo por uno de ancho. El parque estaba dedicado a mostrar los logros económicos de la economía de la URSS. Ahora en los edificios y pabellones que los salpican se venden todo tipo de aparatos electrónicos, bisutería e imanes de nevera para los turistas. La estatua de Lenin , que aún preside el complejo, parece a punto de empezar a caminar hacia la salida. Lo debe estar deseando. En las escalinatas de los pabellones vemos a jóvenes que se reúnen para tocar la guitarra, o hacer cabriolas con bicis y monopatines. Algunos son auténticos acróbatas. Mezclados con ellos otro grupos de jóvenes hacen botellón, una simple anécdota en un país que tiene serios problemas con el alcohol. En cualquier lugar nos hemos encontrado con gente que ha bebido demasiado, caminado por la calle hay botellas de cerveza y de vodka vaciadas a conciencia. Dasha, una camarera siberiana de uno de los hoteles donde nos alojamos se confesaba harta de ver esa desaforada afición que provoca muchas muertes cada año. Tal vez no sea tarde para algunos de los jóvenes de las escalinatas.
Hay un parque de atracciones un poco más allá. Algunos osados nos sentamos de una plataforma que se eleva a unos 50 metros de altura para luego simular una caída libre que dura unos tres segundos. Desde lo más alto se observa el perfil de buena parte de la ciudad salpicada de cúpulas doradas y edificaciones cúbicas. Al lado vemos el enorme monumento de titanio en honor de los cosmonautas rusos. Representa un cohete que despega. Nosotros hacemos justo lo contrario cuando la plataforma se descuelga. Divertidos, caemos.

ROBERTO GONZÁLEZ


EL VIAJE DE…VERO, JONATAN, MIGUEL Y FÉLIX.

Se acerca el final de nuestro viaje. Hoy llegábamos a Moscú después de pasar dos días y medio de trayecto en el Transiberiano. Llegábamos temprano, eran cerca de las siete de la mañana allí, dos horas menos que en Novosibirsk, de donde veníamos después de contemplar el eclipse. Aprovechamos el día pues desde esa hora cogimos una guagua que nos llevaba a hacer un recorrido turístico por la ciudad y así conocer diferentes lugares como son la calle Santa Brígida, el museo de historia de Moscú, el de historia de Rusia y cómo no, la famosa plaza Roja, parada obligatoria para toda persona que visite el país. Por supuesto hemos sido informados muy amablemente por la primera guía que habla español de toda la expedición sobre la historia de Rusia, de la Plaza, de la catedral de San Basilio, etc...
La plaza nos ha encantado. Nos hemos quedados maravillados con sus grandes monumentos y su gran muralla...claro que hemos visto todo esto siempre con la mirada puesta un poco mas allá de ella, en el Kremlin.
Tendremos la suerte de poder verlo mañana, junto con varios museos y demás lugares de interés. Hoy ha sido un día completito para todos nuestros compañeros y hemos aprovechado cada uno de los monumentos para tomarnos fotos de grupo. También hemos podido deleitarnos de un cambio de guardia típico en los alrededores de la muralla del Kremlin, algo un poco curioso debido a los pasos y la forma de andar de los guardias ,siempre fotografiando, como no, para tener alguna prueba de esta maravillosa experiencia que nos ha resultado el viaje desde el primer día, cuando todos esperábamos ansiosos el gran momento para el cual nos hemos estado preparando , el eclipse y que ha pasado de ser el objetivo principal de esta expedición a convertirse en una más de las maravillas que hemos vivido durante ella.


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