Diario de la Expedición: "Hacia el sol de África" Olía a aventura y a ganas de conocer nuevos paisajes, nuevas gentes, nuevas formas de vida. Desde el momento en el que los expedicionarios subíamos al avión que habría de traernos hasta Johannesburg, la capital administrativa de la República de Sudáfrica, quedaban atrás muchos meses de preparativos, de soluciones a las lógicas dificultades que rodean un proyecto de semajante envergadura. Porque esta Expedición Shelios 2004 es la que más recursos ha movido y en la que, por primera vez, se han incluido jóvenes estudiantes de Bachillerato -cinco en total- que proceden de las islas de La Gomera, La Palma, El Hierro y Tenerife. El patrocinio de Cajacanarias ha sido clave para el desarrollo de esta nueva aventura. La cita era en el aeropuerto de Los Rodeos, el jueves 12 de agosto a las cinco de la tarde. Lo primero era facturar la gran cantidad de equipaje que un viaje así requiere. Luego vendría el vuelo a Madrid y el enlace rápido con el avión que en diez horas nos depositaría en el aeropuerto de Boksburg.
La observación del cielo austral es el objetivo que mueve a esta expedición, en un año en el que fenómenos celestes como eclipses o lluvias de estrellas de especial intensidad no se van a producir en nuestro planeta. Sin duda, Namibia será el enclave perfecto por ser uno de los puntos más oscuros de la tierra para disfrutar y aprender de la inmensidad del cielo. La entrada en Africa era esta vez a través de Johannesburg, una ciudad que vista desde el aire se configura en un núcleo central y una enorme dispersión de barrios. En su mayoría se caracterizan por la ausencia de unas condiciones dignas de vida mínimas. El trayecto entre Johannseburg y su vecina Pretoria, la capital política de Sudáfrica, muestra descarnadamente las diferencias sociales de un país que todavía avanza con paso lento hacia la integración. La proliferación de chabolas fabricadas con planchas de hojalata, sin luz ni agua y envueltas en una nube de polvo procedente de las propias calles que las circundan, conforman un paisaje urbano que choca con la modernidad de un país que se prepara para la próxima Copa del Mundo de Fútbol en el año 2010. Johannesburg vista desde el aire, momentos antes del aterrizaje en el Aeropuerto Boksburg. Foto: Adela Iglesias Y comenzó el trabajo... La primera visita ha sido al cráter Tswaing, que en lenguaje tswana significa "lugar de la sal", un enorme agujero de un kilómetro de diámetro producido por el impacto de un meteorito. Hoy la expedición ha estado aquí, en un lugar que salió de la nada hace trescientos mil años. Aves y pequeños vertebrados viven en este espacio natural del que cada tarde se adueñan los rojizos rayos de un sol que en Africa tiene un brillo distinto. Panorámica del fondo del cráter Tswaing desde una de sus laderas. Foto: Roberto González Jornada larga la de hoy, que se une a la también larga noche de ayer, a bordo de un avión. Hace falta el descanso para encarar el primer día de ruta en los camiones que tienen marcado el pueblo de Palapye, ya en la vecina Bostwana. La Ruta de las Estrellas: el Rincón del Estudiante.
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